Activa las terminaciones nerviosas de la cara mediante presiones con las palmas de las manos. Rostro, cuello y cráneo reciben suaves golpeteos y movimientos circulares que liberan la tensión bloqueada en los músculos faciales, tonifican, equilibran la energía y mejoran la circulación.
Devuelve el resplandor al rostro, aporta un profundo estado de relajación, frena el envejecimiento mejorando la oxigenación y la nutrición de las células, recupera energía y resplandor sobre el rostro. Pero también alivia migrañas y dolores de cabeza, combate el bruxismo y favorece una mejor visión.